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Compartiendo a Jesucristo: «¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?»

«Id y anunciad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados. Y ¡bienaventurado el que no se escandalice de mí!».

Compartiendo a Jesucristo: Cumplir la voluntad de Dios

«Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. ¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?».

Compartiendo a Jesucristo: Jesús enseñaba con autoridad

«Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: “¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?”».

Compartiendo a Jesucristo: Ser testigos de la luz

«Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz».

Compartiendo a Jesucristo: La Visitación

«Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

Compartiendo a Jesucristo: «La sabiduría se ha acreditado por sus obras»

«Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado».

Compartiendo a Jesucristo: San Juan Bautista

«En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».

Compartiendo a Jesucristo: Mi yugo es suave y mi carga ligera

«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Compartiendo a Jesucristo: Los verdaderos amigos llevan a Dios

«En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús».

Compartiendo a Jesucristo: Reconocer nuestros pecados

«Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre».